Reconciliación
La reconciliación es un sacramento de curación que consiste en confesar los pecados y recibir el perdón de Dios a través del sacerdote. También recibe el nombre de confesión o penitencia, aunque este último ya no se usa. El ministro es el sacerdote común. En caso extraordinario y según la gravedad, puede ser el obispo o el Papa. El sacramento está destinado a todo bautizado que se sienta en falta (pecado).
Significado de la reconciliación
La reconciliación representa la misericordia infinita de Dios frente a la fragilidad humana y la oportunidad de caminar hacia la santidad. Es asimismo fuente de paz de conciencia y auxilio espiritual ante la tentación.
El signo o materia visible de la reconciliación es la confesión de los pecados ante el sacerdote. La persona debe preparar un buen examen de conciencia, hacer un acto de contrición (arrepentimiento); tener propósito de enmienda (reparar el daño) y cumplir la penitencia.
Para dar la absolución de los pecados y sellar el acto de reconciliación, se puede usar una oración corta o una oración larga. Estas oraciones son:
- Forma corta: «Yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo».
- Forma larga: «Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo».
Fundamentos bíblicos de la reconciliación
Para los católicos, el Nuevo Testamento autoriza a los sacerdotes a transmitir el perdón de Dios a los penitentes. Por ejemplo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les son perdonados; a quienes se los retengáis, les son retenidos» (Juan 20, 22-23).
También: «A ti (Pedro) te daré las llaves del Reino de los Cielos; y lo que ates en la Tierra quedará atado en los Cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los Cielos» (Mateo 16, 19).
Otras referencias se pueden encontrar en: Mateo 18, 18. Lucas 15, 18-19. Juan 20, 21-23. Hechos de los Apóstoles 19, 18. Primera Carta a los Corintios 5, 3-5. Segunda Carta a los Corintios 2, 6-11. Carta a los Corintios 5, 18-20. Carta de Santiago 5, 16. Primera Carta de Juan 1, 8-9.